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Modelado

En artes plásticas, se entiende por modelado de creación la recreación manual generalmente en arcilla,barro o cera de un objeto tridimensional. El modelo, es por tanto, una representación parcial o simplificada de la realidad. Dominar el modelado es fundamental para comprender cómo es una figura tridimensional a la hora de plasmarla (después) sobre el papel o la pantalla. 

A la hora de dibujar o crear imágenes digitales, o la creación de videojuegos, el modelado en arcilla o plastelina es la mejor herramienta.

Aprender a modelar te ayuda a dibujar mejor, proporcionándole una visión tridimensional con profundidad ampliándose conocimientos. En pintura, el modelado se utiliza para sugerir un volumen o imagen de bulto redondo. Su origen se pierde en la noche de los tiempos. Desde la prehistoria al renacimiento el modelado es la recreación manual de una imagen tridimensional. Por lo tanto, es una de las Bellas Artes por la cual el artista se expresa creando: volúmenes y espacios, incluyendo, técnicas de talla y cincelado.

Uno se da cuenta, de que el hombre tuvo gran tendencia a la representación figurativa a la que dar un valor simbólico o mágico, principalmente, relacionados con su religión o creencias.

Así, a través de los descubrimientos arqueológicos podemos sugerir como se van desarrollando las diferentes técnicas; Se conoce, que elementos como el torno, fue muy utilizado en Grecia alrededor del 1000 a. de C.


Los trabajos de modelado, en el uso de herramientas, no han cambiado mucho desde entonces.

Los ojos del artista

«Pero como el alma no tiene ninguna forma que puede ser relativa a ninguna forma material, no se la puede juzgar por la figura del cuerpo, o por la forma del rostro. Un cuerpo mal hecho puede encerrar una hermosa alma, y no se debe juzgar la buena o la mala naturaleza de una persona por los rasgos de su cara, pues esos rasgos no tienen ninguna relación con la naturaleza del alma, no tienen ninguna analogía sobre la que se puedan fundar siquiera conjeturas razonables»

Buffon, Oeuvres completètes, ed.Dumézil, t.IV,París,1836.

 

Una forma de invitar al espectador a ver algo representado, sin ser consciente del medio de representación, es la fotografía. Su rápido desarrollo modificaron los hábitos artísticos y visuales. La imagen producida por la cámara negra, pronto estuvo cargada de valores, conteniendo a un mismo tiempo tanto buenos como malos. La comunidad artística en un primer momento negó el valor artístico de estas imágenes, por su inhumanidad, pero le confirió un valor de certeza muy positivo. Los pintores utilizan a menudo fotografías para facilitar su trabajo y evitar las tediosas sesiones de poses con modelos al natural, que a menudo,  era y es una práctica considerada de avergonzante y oculta.

Personalmente, es importantísima la complicidad del pintor y su modelo, Mademioselle Rose (Delacroix) es un cuadro de una delicadeza extraordinaria, y en él se puede observar esa complicidad tan intima.

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A lo largo de la historia el/la modelo desempeñará un papel importantísimo y una figura recurrente en la literatura; y el posar se convierte en una verdadera profesión. Los modelos más buscados no solo lo eran por su físico, sino por su experiencia y conocimiento de la profesión, teniendo por ello, una consideración de auténticos colaboradores del artista. Pero esto no nos sorprende, pues no solo es importante contemplar las formas, sino de la excitación que causa la proximidad de lo real.

Cuentan de Géricault que, cuando trabajaba en su Húsar a caballo, cada día le traían un caballo al estudio, el cual, no le servia para nada, pero así tenia un caballo siempre en su cabeza.

Hoy en día somos conscientes de que una fotografía no es un registro en sí mismo, añadiéndole, que el fotógrafo debe tomar decisiones, visualizar (motivo, encuadre, óptica, además del revelado). La pintura, se vio afectada por la fotografía y tuvo que adoptar así, una nueva técnica y prestando especial atención al detalle. El realismo óptico solo capta las apariencias de las cosas por su oposición a su realidad, pero los artistas vanguardistas, y su realismo antifotografico, actúan por medios plásticos e inducen a esos estados interiores.

Lo sacro y el artista

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Hay experiencias humanas que no se pueden decir, sino es, a través de la mitología, y solo pueden ser expresadas con signos o palabras con un carácter apliamente simbólico. Nuestro inconsciente es tremendamente simbólico. Tanto es así que, si intentásemos acceder a nuestras profundidades, a nuestras bodegas, entraríamos en una memoria de millones de años, es decir, cuando éramos pura materia.

Esto simplemente se experimenta y «no se puede decir» con palabras. Como dijo Freud: «Todo aquello que pensamos y que hacemos, es más hijo de lo que no sabemos  que de lo que sabemos». Nadie sabe porque se hace lo que se hace. Es como cuando se está enamorado sin saber en definitiva porque se está, porque algo emerge de tus profundidades o de esas bodegas del ser, a las cuales, es tremendamente difícil acceder. Volviendo a Freud, en su pequeño ensayo «El poeta y la fantasía» (también llamado «El poeta y los sueños») dice: «[…] de dónde toma sus asuntos esa destacada personalidad, el poeta, y cómo con ellos logra conmovernos tan profundamente y despertarnos emociones de las que tal vez ni siquiera nos creíamos capaces».

Todos tenemos una cuerda y el artista la hace vibrar. Otra forma de abordar este tema sería la explicación de que si uno quiere precisar un punto o algo indefinible, lo más sencillo es ponerle contorno y fijar unas coordenadas o posición. Para fijar lo sacro establecemos unas coordenadas a través de todo tipo de arte (música, pintura, escultura, poesía, etc.) Lo sacro conduce a la criatura, a la mudez, pues quien lo ha experimentado no hacen referéncia, y los que no lo han vivido, hablan sin cesar.

Rudolf Otto nos hace un acercamiento en su obra «Lo Sacro»: «Puede ser sentido de varias maneras. Puede penetrar con suave flujo el ánimo, en la forma del sentimiento sosegado de la devoción absorta, puede pasar como una corriente fluida que dura algún tiempo y después se ahíla y tiembla y al fin se paga. y deja desembocar de nuevo el espíritu, entre embates y convulsiones.Puede llevar a la embriaguez, al arrobo, al éxtasis. SE PRESENTA EN FORMAS DEMONIACAS. PUEDE HUNDIR EL ALMA EN HORRORES Y ESPANTOS CASI BRUJESCOS. Tiene manifestaciones y grados elementales, toscos y bárbaros y evoluciona hacia estadios, más puros y refinados»

Todo lo negro, lo iniciático, lo turbio, todo es percepción de la divinidad y, a la vez, intentos de un acercamiento. En Asia lo divino es percibido en formas de dragones impresionantes. Pero el hecho de que no se pueda nombrar, que no tenga nombre, no significa que no tenga entidad, de hecho es el único nombre. Pero este nombre no es definido y, cualquier forma de cuerda, vibra cuando él se acerca, tanto por lo celestial como por lo demoniaco. Hoy día existe la tendencia a creer que lo sacro es algo amorfo, diluido, subacuático o no emergido, caótico, que no es o no perfilado de lo cual todas las cosas emergen y, esto no es así. Es la personalización, el rasgo preciso, la entidad, la nota EXACTA por debajo o por encima de todo lo que suena, es todo el universo en esa nota exacta.

Porque si algo tiene nombre es lo innombrable y si algo tiene personalidad, por lo general, no se puede llamar persona.

Genios

…Y ciertamente, el cielo a veces nos manda algunos que no representan a la humanidad, sino, a la divinidad misma. Vasari

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Jean-Auguste Dominique Ingres (1780-1867)
El Apoteosis de homero,1827.Musée du Luovre, París.

En términos latinos genius está asociado a la fuerza presente en la naturaleza «Gignere» engendrar, de aquí que el adjetivo «genial» se aplica a todo lo que fuese fecundo o fecundado (gen), y a considerar genial a aquellas personas capaces de generar o engendrar bellas ideas o bellas formas. Pero, su precedente lo tenemos en el Daimon socrático, es el espíritu dado al hombre en su nacimiento, con un carácter inexplicable y enigmático, una especie de mediador entre dios y el hombre y, es por esto su paranormalidad.

«Nullum magnum ingenium sine mixtura dementiae»

Desde la antigüedad clásica se había establecido una estrecha vinculación entre creatividad y enajenación, entre inspiración y locura, como conceptos que se unían en el artista. Así se asocia esa «locura creativa» a la intensidad de la posesión divina y a ese entusiasmo provocado por las musas que daba lugar al éxtasis.

Y en esto nos sitúa al artista en una posición de trágico equilibrio entre ambos polos, y el artista hace de esto algo positivo y potencia así su creatividad, invirtiendo la lógica del dolor. Uno de los ejemplos de desesperación es Vicent Van Gogh, el cual admite su locura como algo unido a la creatividad.
Un acto supremo de sublimación, pintarse a si mismo, porque la creación aleja la demencia y así, se autorepesenta tras la crisis que le llevo a automutilarse. Y como Jean-Baptiste Carpeaux, dominado por la paranoia y tal vez enfermo de cáncer y en un intento de transferir al lienzo sus infelicidad. se estima, que la grandeza de la obra de Dante no habría sido posible sin su dolor, que su divina comedia no se hubiera concebido sin el padecimiento en su vida.

«Por más que hagamos, sólo el sufrimiento parece hacernos alcanzar la perfección y de cuantas obras conocemos, no hay ninguna elaborada como la de Dante. Parece fundida en horno más encendido de su alma…»  – Thomas Carlyle, op. cit., Pág.199

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Gustave Coubert (1819-1877) El desesperado.

El rechazo produce mucho dolor. Y nos encontramos con un artista que vive en constante contradicción, por un lado las ansias por desarrollar su arte y su genialidad libremente y por otro la estimación de su obra «Pues el cuadro no ha de ser inventado sino sentido».

El genio es inconformista, frente a los que viven atados a convenciones o ligados al parecer de otros, tiene una necesidad de ampliar su mundo.

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Gustave Moreaux (1826-1898) Joven tracia encuentra la cabeza de Orfeo y su lira, 1865, Musée d’Orsay, París.

Jonathan Swift: «Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjurarán contra el».

Oscar Wilde: «Como no fue genial no tuvo enemigos».

Desde XIX, cuando alguien sobresale de la media común primero se le intenta callar, dándole el calificativo de mediocre, pero si sobrevive a estos golpes de la incomprensión, cosa que suele ocurrir cuando el artista ya ha muerto, se le rinde pleitesía. Y así «el artista penetra en el secreto del universo», como bien decía Goethe.

El término de genio ya no es favorito entre los académicos, pero sigue siendo bastante popular y tal vez algo machacado. Tenemos necesidad del genio, aunque nos produzca incomodidad, o tal vez, envidia. Posiblemente, anhelamos lo trascendental y lo extraordinario, pero esta herencia común nos abandona con lentitud y creo que nunca eternamente. Todos sabemos la diferencia entre talento y genio. El talento era el dinero que sin importar cuan grande fuese, era ilimitado. Pero genio, genio incluso en sus orígenes lingüísticos, no tiene límites.

”Es una fuente en la cual hay más detrás que lo que emana de ella”

Se supone que cada uno de nosotros puede localizar en si mismo lo que es mejor ¿Pero como encontramos lo más antiguo? ¿Dónde empieza el yo?. Nuestro reconocimiento del genio siempre es retrospectivo ¿pero en que momento se reconoce el genio a sí mismo por primera vez?
La respuesta arcaica es que hay un dios en nuestro interior y ese dios habla. La definición materialista de genio es imposible, esta es la razón por la que la idea de genio está tan desacreditada en la época de predominio materialista.

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El genio invoca lo trascendental y lo extraordinario y es plenamente consciente de ello. Es la conciencia lo que define al genio. El genio autentico tiene la cualidad de absorbernos. Absorber, encandilar y atraer toda nuestra atención e interés, consumirnos enteramente. ¿Que es lo que se aprecia en el genio? Todo esta en nuestro interior, son verdades que estan desde siempre, es un dios el que desde nuestro interior responde al dios del exterior.

“Al ser tocada por lo verdaderamente sublime, el alma se exalta naturalmente, se eleva hasta la orgullosa altura, se llena de jubilo y jactancia, como si ella misma hubiese creado esta cosa al oído”.

Tal vez no este de moda lo trascendental y lo divino. Pero creo que todos tenemos la esperanza de encontrarnos con algo extraordinario. No sabemos por qué ni como es posible el genio, sólo que ha existido y que aunque cada vez menos sigue apareciendo, muchos son los impostores que dicen que el genio es un mito.
El romano antiguo presenta una ofrenda a su genios el día de su aniversario, dedicándole ese día al dios de la naturaleza humana, o como llamaba el poeta Horacio al espíritu tutelar de cada persona. Nuestra costumbre de la tarta de cumpleaños desciende directamente de esta ofrenda. Cuando encendamos las velas, haríamos bien en recordar qué es lo que celebramos.

Curiosidades en el arte

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En el minueto “al rovescio “(es decir “al revés”) de la Sonata para piano en do de Franz- Joseph Haydn (1732-1809), el segundo movimiento es exactamente igual al primero, pero interpretado al revés, Con el recurso conocido como recurrencia. Igualmente, en una parte del Pierrot Lunaire, de Arnol Schoenberg (1874-195), la música avanza hacía adelante hasta la mitad de la pieza, ya partir de ahí se toca exactamente igual pero al revés. Paul Hindermith (1895-1963) escribió algo aún mejor: en su obra Ludus Tonale, el postludio es, con la adición de un acorde final, igual al preludio, pero la partitura está tocada hacia arriba, hacia abajo y al revés.

Viendo el pintor Edouard Monet (1832-1883) que sus cuadros eran sistemáticamente rechazados por todos los salones y galerías de exposiciones, No tuvo reparos en sufragarse él mismo un pabellón particular donde exponer sus cuadros un la Feria Universal de París de 1867. En dicho salón, que fue denominado «Salón de los Rechazados», dio cobijo, además de a cincuenta de sus obras, a las de muchos de sus amigos que comenzaban a revolucionar la pintura moderna.

La Obra del compositor estadounidense John Cage (1912-1992) titulada Paisaje Imaginario nº4 (1953), suena necesariamente distinta en cada interpretación. Es imposible que suene igual salvo que se trate de una grabación, pues esta obra está compuesta para doce receptores de radio sintonizados al azar.

Claro que obras musicales especiales a habido muchas. Por ejemplo, en cierta ocasión el rey Luís XI de Francia (1423-1483) ideó un nuevo divertimento musical para su corte. La novedad consistió en reunir una piara de cerdos en concierto. La «notas» se conseguían pinchando a los animales con distinta intensidad para que emitiesen un diferente chillido.

En 1601, el pintor italiano Michelangelo Merisi o Amerighi, llamado el Cravaggio (1573-1610) recibió el encargo de pintar un cuadro sobre la muerte de la Virgen. Para añadir realismo a la obra, el pintor recurrió a utilizar de modelo el cadáver de una mujer ahogada en el río Tíber. Al conocer este hecho, los clientes, escandalizados, rechazaron la obra.

Se ha calculado que si un copista transcribiera toda la obra musical de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) Empleara unos veinticinco años en completar su labor, trabajando diez horas al día. Mozart pasa por ser el compositor (entiéndase que de calidad contrastada) más precoz y más rápido que ha existido nunca: por ejemplo, compuso ópera “La clemencia de Tito en Sólo 18 días y en otra ocasión compuso, transcribió, ensayó y estrenó en sólo cinco días su sinfonía en C mayor “kengel 425, conocida como Linz.

El pintor neoclásico francés Jacques Louis David (1748-1825), pintor de cámara de Napoleón, solía pintar figuras de la mitología y la historia de las antiguas Grecia Y Roma caracterizadas por su fuerte musculatura, siempre desnudas y tocadas con unos cascos muy anacrónicos que a casi todos los que los observaban recordaban a los utilizados por los bomberos. De tan chocante referencia se dio justamente en llamar a estos personajes romanos pintados por David «pompiers», es decir, “bomberos”. Desde entonces, por extensión, se suele llamar así al estilo, al pintor o a la obra que no están inspirados en la realidad o en la observación, sino que se basan en tópicos y convencionalismos de dudosa veracidad historica.

El pintor holandés Vicent van Gohg (1853-1890), en las fases agudas de su locura, sólo podía conciliar el sueño si rociaba el colchón y la almohada con alcanfor. Más y mejor conocido es que van Gogh intentó matar, en un acceso de locura, a su amigo y colega Paul Gauguin. Arrepentido de su acción, se autolesionó, cortándose parcialmente una oreja. Aunque sus crisis de demencia se debieron al parecer, a un problema de tipo genético, también contribuyó a ellas su escaso éxito artístico. Según todas las pruebas aportadas por biógrafos, de los 879 cuadros que se ha calculado que pintó en total, van Gogh sólo vendió un cuadro en vida: el titulado: “La viña roja”

Se cuenta que el extravagante y romántico violinista italiano Niccoló paganini (1782-1840) estaba tan obsesionado con su calidad artística tan pagado de sí mismo que en ocasiones tocaba con cuerdas de violín gastadas, con la esperanza de que se rompieran en mitad de una interpretación y así el pudiese demostrar su virtuosismo en tal situación extrema. Además de sus dotes naturales (que eran de tal calibre que se corrió la voz de que eran fruto de un pacto con el diablo), su excepcional calidad técnica era fruto de un constante ejercicio que llegó a deformar tanto sus manos que, extendidas, median cada una 45 cm.

James Scott, duque de Monmouth (1649-1685), hijo ilegítimo del rey Carlos II de Inglaterra (1630-1685), fue decapitado acusado de rebeldía, en una ejecución que necesitó hasta cinco golpes de hacha. Sin embargo, antes de ser enterrado, se tomó la decisión de realizar un retrato del duque que legase sus rasgos a la posteridad. Se volvió a coser la cabeza del duque a su cuerpo y pintaron el retrato, que en la actualidad se encuentra en el Nacional Gallery de Londres.

El óleo de 1928 de la pintora estadounidense Georgia O’ Keefe titulado” Oriental Poppies” (“Amapolas Orientales”), que se exhibe en el museo de la universidad de Minnesota, en Estados Unidos, estuvo colgado verticalmente durante treinta años, cuando en realidad fue pintado en sentido horizontal.

En 1961, se expuso colgado boca abajo durante 47 días en el Museo de Arte Moderno de New York el cuadro “Le Bateau” (El Barco) del pintor francés Henri Matisse (1869-1954), antes de que alguien se diera cuenta del error. En ese tiempo, se calcula que el lienzo pudo tener aproximadamente unos 116.000 espectadores.

El célebre cuadro la Gioconda fue adquirido en 1517 por el rey Francisco I de Francia (1494-1547) , en cuya corte pasó Leonardo da Vinci los tres últimos años de su vida. El monarca francés, que pagó la entonces respetable cifra de 492 onzas de oro, o utilizó para decorar su cuarto de baño.

En 1939, el músico californiano Ernest Vicent Wright publicó la novela Gadsby (de unas 50.000 palabras) escrita con la curiosa premisa de no contener ni una sola letra “e”. Treinta años después, en 1969, apareció la novela francesa “La desaparición” que igualmente, tampoco contiene en todo el texto la letra “e”. Por su parte, Jacob Thurber escribió en una ocasión una historia ficticia de un país inexistente en el que no se permitía emplear la vocal “o”.

Según cronistas de la época de total fiabilidad, hacia el año 1920 se hizo muy famoso en Madrid el arte de un “Bailaor” apodado “Mate Sin Pies” por la extraña e inverosímil circunstancia, en un bailarín, de tener amputadas las dos piernas a la altura de las rodillas.

Según el registro civil, el verdadero nombre de Pablo Picasso (1881-1973) era Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Crispín Crispiano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso.

Un marchante de obras de arte compró en cierta ocasión un retrato de boda, atribuido al pintor ruso Marc Chagall. Observando que faltaba la firma del artista, el marchante le visitó y le pidió que lo firmara. Después de observar durante un rato la obra. Chagall dijo: “Un bonito trabajo. Pero he pintado tanto que apenas me acuerdo de él y lo firmó. El verdadero autor de la obra había sido el famoso falsificador Lotear Malskat. Sin embargo, descubierto el engaño, el cuadro, por la curiosidad de esta anécdota, fue comprado por un coleccionista a un precio similar al que hubiera alcanzado si se hubiese tratado de un autentico “Chagall”.

Miguel Ángel Buonarroti (1475-1576). Cuando Miguel Ángel terminó la estatua de Moisés, una de sus obras más importantes, quedó momentáneamente alucinado ante la belleza de la escultura. Entonces tomó un martillo y empezó a golpear la estatua gritando: “¡Habla! ¡Habla!”

Charles Willson Peale, retratista norteamericano que pintó siete veces a George Washington, también hizo para él innovadoras dentaduras: dientes de alce montadas en plomo.

Los artistas consideran que los colores básicos son el amarillo, el rojo y el azul; pero los hombres de ciencia dicen que son el rojo, el verde y el azul. Ninguna combinación de pigmentos rojo, verde y azul producirá amarillo. Sin embargo, si un haz de luz roja y otro de luz verde se yuxtaponen, el resultado es amarillo. La respuesta a este acertijo reside, de forma primordial, en los modos diferentes en que se obtienen los colores con la luz y con los pigmentos.

Claude Monet trabajaba en los campos de hierba de los acantilados en Etretat sobre cinco o seis cuadros a la vez. A medida que cambiaba el tiempo, pasaba de una tela a otra.

La galería de arte más grande es el Palacio de Invierno y su vecino Hermitage en Leningrado, U.R.S.S. Uno tiene que caminar 24 kilómetros para visitar cada una de las 322 salas, que alojan cerca de tres millones de obras de arte y restos arqueológicos.

En el siglo XIX, el pintor francés Jean Géricault estudió hombres agonizantes en un hospital, se afeitó la cabeza y se encerró con despojos humanos en el depósito de cadáveres. Esta fue su forma de llevar al extremo el espíritu del realismo social cuando estaba trabajando en su obra maestra, La Balsa de la Medusa. Había sido inspirado por un desastre marino en el cual 149 pasajeros de un barco hundido terminaron flotando en una balsa en el mar. Su Balsa provocó furiosas protestas de los miembros de la escuela clásica.

Existía un pigmento llamado marrón de momia que se obtenía de la descomposición de las momias que se importaban de manera clandestina desde el siglo XII.

El color llamado rose doré utilizado para los rostros se obtenía con la orina de las vacas indias previamente alimentadas con hojas de mango. Poco a poco fue cayendo en desuso.

El rojo intenso se hacía con ayuda de un insecto llamado «cochinilla».

El color más costoso era el azul ultramar, obtenido de una piedra semi preciosa, el lapislázuli. Era el color utilizado en la pintura de los mantos de la Virgen, y era frecuente que su cantidad, uso y extensión fuera objeto de los contratos realizados entre los comitentes y el artista.

La tela alcanzó su máximo esplendor como soporte en el siglo XIX con los impresionistas, cuando se comenzó a extender la pintura al aire libre y se hicieron necesarios soportes más ligeros y fáciles de transportar.

Publicado en la revista Candil Insólito nº 3 (septiembre – 2013)